Ay, ay, ay... es que es tan rico! que no sólo comí yo, sino también mi remera, mis calzas, mis zapatillas y hasta mis medias!
Hoy es viernes santo, y a la tarde fuimos a la Pingüino a tomar heladito con mis papis.
Comí todo mi helado (bah, lo que no se me cayó) y cuando terminé, le di el cucurucho vacío a mi mamá y se lo cambié por el suyo que estaba casi llenito!!!
Así quedó mi ropa:
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